LA LENTA RUINA Y EL EXPOLIO CONTINUADO DE SAN BARTOLOMÉ DE VILLABUENA.
“En mi opinión hay algo atrayente en las carreteras blancas,
como si sólo entonces estuviera realmente lejos de todo,
como si de hecho el país sólo se hubiera trazado
en el mapa por los pelos, accidentalmente.”
Desvío a Santiago. Cees Nooteboom
Ya explicábamos que Villabuena se encuentra a unos 15 kilómetros al suroeste de Soria y que necesitábamos desplazarnos por Carbonera y ascender un puertecillo pronunciado para alcanzar esa localidad. Llegó a tener 200 habitantes, pero hoy apenas alcanza los 50 resistentes. En la actualidad se incluye, como otras muchas localidades, dentro del ayuntamiento de Golmayo. También tuvo tres ermitas: Santa Eulalia, el Cristo del Amparo y San Bartolomé, pero sólo se mantiene la segunda, pues la primera está abandonada, y de la tercera tan solo quedan las ruinas. Desde la publicación en El Día de Soria del artículo: Las ruinas de Santa Eulalia de Villabuena, una puerta con historia, el fin de semana de 22 y 23 de mayo de 2021, la vecindad de Villabuena ha logrado salvaguardar la ermita del Cristo de Barronava o del Amparo. El trabajo de un albañil del pueblo y la apertura de una cuenta en Unicaja Banco para recoger fondos; ha permitido limpiar y sanear el entorno y, lo que es más importante, mejorar la cubierta para evitar una ruina galopante.
San Bartolomé, llamado también Natael, fue un apóstol que nunca pisó nuestras tierras. Su actitud de defender su fe le costó la vida. La perdió siendo desollado, por ello se suele representar con un cuchillo en la mano y de ahí que sea el patrón de los curtidores. Su ejemplo debió de servir para que alguien quisiera dedicarle la ermita que hoy nos ocupa. Su festividad es el 24 de agosto.
Una vez en Villabuena es necesario caminar poco más de un kilómetro hacia poniente; llegaremos a un molino abandonado, molino que pretendió ser vivienda y que ha terminado siendo un inmueble abandonado y en proceso de ruina. Tras cruzar el río Izana por un puente de piedra, un caminito nos conduce a lo que queda de la ermita y a la dehesa boyal, con balsas naturales para el ganado bovino que en ella pasta y que nos acompaña en el camino con el sonido de sus cencerros. Se encuentra en un montículo y, tal vez, fuera la parroquial de un despoblado. Como muchas veces, no está claro el nombre de este; para algunos se trataría del despoblado de Rueda, por denominarse así la dehesa próxima y un monte; para Gonzalo Martínez sería el despoblado de San Bartolomé y para Carlos Álvarez García sería el primer emplazamiento de Villabuena, conocido como Villamuerta, más próximo a la ciudad-villa romana de “Las Retuertas”. Éste último, en su visita al lugar el 3 de mayo de 1987, observa, hacia el Oeste de la ermita, restos de cercas, pero considera que son escasos para ser un poblado.
En 1952, Teógenes Ortego visita la iglesia para hacer un estudio de su pila bautismal, describiendo la misma como una construcción modesta, que casi no tenía culto y que encontró medio abandonada. Un año después, en el inventario realizado por el párroco de Villabuena, conservado en el Archivo Diocesano de Burgo de Osma, se afirma que se encuentra en buen estado; con retablo barroco presidido por el Patrono, San Bartolomé, un San Roque y, otro santo, del que ignora su advocación. En su interior estaban los Libros y Misales, así como los objetos de la Virgen y la pila bautismal. Desde 1953 hasta 1987 no tenemos noticias escritas de la ermita, si bien en el pueblo señalan que el Obispado se llevó todo el mobiliario, excepto la pila bautismal, que durante unos años se custodió en la ermita del Santo Cristo de Barronava, y que desde hace unos años se encuentra en el lado del Evangelio del presbiterio, en la parroquial de San Miguel. Como ya hemos dicho, en 1987 visita el lugar Carlos Álvarez García, realizando dos fotografías cuyos contactos se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Soria, por ellas sabemos que la ermita ya no contaba ni con puerta ni con tejado en la nave, mientras que la cabecera había perdido el maderamen y las tejas, pero todavía conservaba la torta sobre la bóveda, el muro occidental y parte de la techumbre de poniente. A partir de ese año y hasta el 2002, la bóveda de la cabecera se hundiría, y el arco de gloria también, que es como la vemos en la actualidad. Desde entonces la ruina y el expolio continúan.
Como ya señaló Teógenes Ortego la iglesia es sencilla. Sigue el modelo del románico rural soriano, con una única nave, separada de la cabecera por un arco triunfal, actualmente en ruina, como casi toda la ermita. El arco de gloria da paso a la cabecera con tramo recto del presbiterio iluminado por una ventanita abocinada hacia el interior, y el ábside es semicircular. Su construcción está realizada en mampostería, que estuvo enfoscada, utilizando en esquinas y vanos sillares de refuerzo. El recinto absidal se iluminaba con una aspillera abocinada hacia el interior, que se encuentra arruinada, y cuyo hueco se va haciendo día a día más grande; en 2002 José Mª Rodríguez Montañés, en la Enciclopedia del Románico en Castilla y León, escribía lo siguiente estos restos: “La saetera abocinada que daba luz a la capilla, de arco de medio punto, yace hoy semi-desmontada junto al exterior del ábside, al haberse rasgado y arruinado el muro en esta parte.” Veinte años después resulta difícil encontrar esas piezas que posiblemente se hayan expoliado o se encuentran ocultas debajo de nuestros pies. La cabecera es propiamente románica y estuvo en su origen abovedada, en la actualidad conserva parte de la cornisa, que apoya en canes de proa de nave y nacela.
El resto del inmueble ha sufrido diversas reformas en época posterior, si bien pudieron aprovechar parte de los sillares medievales. La portada se abre al sur con arco de medio punto de grandes dovelas, protegido por una chambrana, todo ello apoyado sobre impostas. Tanto las jambas como el arco se decoran con un fino junquillo. El gran salmer occidental presenta una inscripción que no hemos sabido interpretar. La nave se cubrió con techumbre de madera, de la que todavía resisten algunas de sus vigas. Parte del muro occidental ha cedido y el interior del inmueble está dominado por la vegetación y restos diversos de la construcción. Estuvo revocado con una capa de cal y arena. Sólo se conserva parte del arco de gloria, en su lado meridional; así como el altar de obra, en el que sobresale su gran ara monolítica.
Como ya señalamos con anterioridad, la pila bautismal románica se custodia en la parroquial de Villabuena y se conserva en muy buen estado. Es semiesférica y está decorada con un pequeño bocel en su embocadura, se divide en dos sectores: un superior, liso y un inferior con gallones cóncavos. En la parte lisa el cantero grabó un entrelazo geométrico con una epigrafía influenciada por los códices miniados y la siguiente inscripción: Wα BENEDICTVS ME FECIT, engrosando la nómina de artífices que trabajaron en el territorio soriano. En los catorce gallones inferiores se sucede una decoración de elementos vegetales, geométricos, objetos de culto, atributos de la pasión y animalísticos (pez y serpiente). Esta decoración en las pilas bautismales sorianas no es muy común, de ahí el valor de esta y el lugar que ocupa ahora.
El futuro de la ermita es, podemos asegurarlo casi con total certeza, la ruina. No somos capaces de conservar aquello que con imaginación nos podría haber dado vida y futuro. Este es un ejemplo más. Sin embargo, todavía hay tiempo tanto para esta ermita, como para otras muchas. No valoramos lo que tenemos, pero si estas ruinas se consolidan y se protegen, todo el entorno cambiará. Es el momento de las administraciones para consolidar lo poco que nos ha llegado. Hoy, rodeada de campos de labor, pasa desapercibida, pero el día que se consolide o se reconstruya esta pequeña joya volverá a presidir con gallardía el altozano sobre el que se asienta. Como dijo el Poeta, el futuro no está escrito, nuestra generación puede y debe revertir esta tendencia hacia la ruina y desaparición de nuestro patrimonio rural. Ejemplos no nos faltan, ahí tenemos la recuperación de las murallas de Soria y Almazán.
En nuestra visita una serpiente se movió ágil por el suelo. Pronto buscó refugio entre los agujeros de sus muros caídos. Nunca podremos decir que estas ruinas no sirven de algo.
BIBLIOGRAFÍA:
- ÁLVAREZ GARCÍA, C. "Trabajo inédito sobre despoblados sorianos, años 1985-1992. Caja 30210." Archivo Histórico Provincial de Soria.
- MARTÍNEZ DÍEZ, G. (1983): "Las comunidades de Villa y Tierra de la extremadura castellana." Madrid. Editora Nacional
- ORTEGO FRÍAS, T. (1953): "Del románico soriano. Algunas piezas notables de iglesias desaparecidas." Revista Celtiberia, nº4. pp.295-297.
- VV.AA. (2002) Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria. Aguilar de Campoo. Fundación Santa María la Real.